7.8.07

Sobre Hugo Chávez


La prensa internacional tiende a ridiculizarlo. Trata de convertirlo en uno de esos dictadores bananeros que a fines de los setenta y principios de los ochenta castigaban a buena parte de Latinoamérica con políticas de ajuste y mano dura. Sacan tajada de la exuberancia latinoamericana que dejan sus palabras y sus gestos.
Sin embargo, los lineamentos fundamentales del gobierno de Hugo Chávez en Venezuela desmienten esa caracterización. (A fin de cuentas, no hay que olvidar que los medios de comunicación de envergadura internacional también le ponían el mote de "dictador" a Juan Domingo Perón, que fue derrocado y prohibido en el país por los militares "libertadores"; tampoco, que en nombre de la libertad, precisamente, las autoridades del país del norte apoyaron golpes de Estado sangrientos y de consecuencias terribles en todo el continente).
A grandes rasgos --una descripción profunda requiriría una extensión incoherente con la idea blog--, se puede decir que, desde fines de los 90, Hugo Chávez lidera el levantamiento contra el neoliberalismo que castigó y empobreció a Latinoamérica.
Propone combatir el capitalismo salvaje a favor de una economía social que no deje afuera a amplios sectores de la sociedad, promueve la unión paulatina de los Estados para fortalecer a la región a la hora de negociar con el mundo y combate, desde la parcela de poder que le toca ocupar gracias al petróleo, al imperialismo norteamericano, con la idea de evitar una nueva oleada de saqueos, como la que tuvo lugar en los noventa.
Quizá comete excesos, quizá se equivoca. Puede ser. ¿Pero por qué no nos preocupan tanto los excesos de Estados Unidos o los de Europa?
Chávez debió enfrentarse con la oligarquía de su país, aliada con el extranjero malo, repitiendo un esquema ya visto en otras sociedades, cuando un lider popular intenta separar a la cosa pública del uso y aprovechamiento exclusivo que hacen de ella las elites.
El tema de la prensa merece un capítulo aparte. Venezuela recorrió el mundo cuando su gobierno expropió la licencia del canal de televisión RCTV --que en su momento auspició un golpe de Estado contra la democracia--. En Argentina, salvando las distancias, son habituales los roces presidenciales con los medios. Y por la libertad de prensa (¿o de empresa?) plumas destacadas y mediocres hacen denuncias dramáticas.
Pero nadie habla de aquellos dorados noventa en los que las privatizadas sponsoreaban gran cantidad de programas de radio y TV, amordazando denuncias necesarias para la construcción de una mejor democracia. Sin profundizar en el tema -porque se podría profundizar más--, me pregunto: ¿La prensa siempre es leal? ¿Nunca responde a intereses económicos concretos? ¿Los medios de comunicación cumplen con todos los principios éticos necesarios para hacer periodismo puro, duro y transparente?
Tiene lógica cierto grado de control sobre el ejercicio de la profesión. El periodismo es como la energía nuclear: puede usarse para hacer el bien o para mal.
Para redondear --repito: no quiero ser incoherente con la idea de blog--, pido que estemos atentos. No sea cosa que los que se presentan como santos sean nuestros verdugos. Los que quieren ser ricos en medio de un país pobre, y de una región pobre, siempre hallan nuevo disfraces.
Y los que tratan de enfrentarse con los poderosos viven amenazados. Pueden resbalarse en cualquier momento.

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