8.11.07

NO a la muerte del norte cordobés... No a la estupidez


Las comunidades del Valle de Ongamira, Quebrada de Luna, Ischilín, Cañada de Río Pinto y zonas aledañas (localidades del noroeste de la provincia de Córdoba, cercanas a la turística Capilla del Monte) formaron asambleas para resistirse a la instalación de una mina metalífera de explotación a cielo abierto en el Valle de Ongamira, que implicará alta contaminación del aire y de los cursos de agua que pasan por la zona y alimentan a varias comunidades.
El sistema de explotación que una empresa francesa pretende utilizar implica el uso de explosivos para abrir gigantescos cráteres cuyas dimensiones pueden alcanzar 150 hectáreas de extensión y cientos de metros de profundidad. El proyecto abarca unas 20.000 hectáreas.
Es interesante destacar que para obtener una pepita de oro del tamaño de un grano de arroz se extrae y muele aproximadamente una tonelada de roca, que es tratada con grandes volúmenes de agua y sustancias tóxicas, habitualmente cianuro, generando enormes cantidades de desechos tóxicos, imposibles de tratar en la zona.
Lo más grave que la firma francesa ya inició los trámites para dar comienzo a su negocio y, de no mediar una resistencia popular, en pocos meses iniciaría sus peligrosas actividades.
Esta explotación implica, entre otros daños, la alteración de cursos de agua y la contaminación de arroyos y vertientes naturales. Los drenajes ácidos generados para la obtención de metales suman sus efectos a los del cianuro, disolviendo y transportando a los cursos de agua metales pesados como arsénico, cromo, mercurio, plomo y cadmio. Estos drenajes pueden comenzar aún después del abandono de la mina y sus efectos continúan contaminando las aguas superficiales y subterráneas por cientos de año.


Geólogos y biólogos confirmaron que los daños causados tardarían miles de años en revertirse.


La eliminación de la capa superficial del suelo con toda su vegetación en las áreas de explotación minera causa desertificación. Además, por la contaminación y los ruidos de las maquinarias varias especies animales van a desaparecer de la zona.

El aire se ensucia con polvos tóxicos en suspensión, vapores y emanaciones gaseosas de cianuro y dióxido de azufre.

Por otro lado, es falsa la creencia que sostiene que la minería genera prosperidad y trabajo legítimos para las comunidades involucradas. La oferta laboral para los lugareños es de mano de obra no calificada (es decir, salarios bajísimos) e insalubre. Sin las mínimas condiciones de seguridad y salud que exige la Organización Internacional del Trabajo.

Para colmo, la legislación argentina impone que los explotadores del negocio deben pagar en impuestos una suma irrisoria en relación con las fabulosas ganancias económicas que obtienen al vender los materiales extraídos.


GEOLOGOS Y BIOLOGOS HAN EXPLICADO QUE LOS GRAVES DAÑOS CAUSADOS TARDARIAN MILES DE AÑOS EN REVERTIRSE. Por lo tanto, en épocas de cambio climático y catástrofes naturales, el tema debería preocupar tanto a ciudadanos argentinos como extranjeros.


Por todo lo expuesto, desde las asambleas nucleadas bajo el lema ¡ONGAMIRA DESPIERTA! se exige a los gobernantes el respeto a la Constitución Nacional y la defensa del patrimonio cultural y económico.



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Para ofrecer ayuda o pedir información: ongamiradespierta@gmail.com